martes, 7 de agosto de 2018

¡No!

¡No!
Y empiezo con un ¡no! por instinto,
porque, simplemente, no es no,
porque siempre me aleccionaron
a no comenzar un texto con un "no".

¡No!
No me han violado,
no han quemado mi aldea,
no he tenido que poner mi vida
en manos de las azarosas olas.

¡No!
No me han acosado sexualmente,
no me llaman muchacha en la oficina,
no me han dicho que las princesas
vestimos mejor de rosa y con tacones.

¡No!
No me han derribado la puerta,
no me han arrojado a los perros,
no me han disparado a la cabeza
al grito de "puto rojo maricón".

¡No!
No me han internado en campos de concentración,
no me han perseguido por defender mis ideas,
no me han encerrado en cárceles
simplemente por tenerlas y expresarlas.

¡No!
No por ello creo que eso sea lo justo,
no por ello debería pensar en otras cosas,
no por ello creo que me deba callar,
¡No, no, no y mil veces no!

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