viernes, 24 de agosto de 2018

La doctrina del shock

En el año mil novecientos setenta y seis de la era común,
la academia sueca otorgó el premio nobel de economía
a Milton Friedman.
Milton fue un adalid de la escuela de economía de Chicago;
asesor de Bush, Reagan, Tatcher o Pinochet;
impulsor, en definitiva, de la economía por la doctrina del shock.
La doctrina del shock te lleva a confesar lo que tu opresor quiera.
Quizás Milton sólo fuera un demonio conservador
que pretendía la libertad interpretada bajo un coste;
quizás Milton sólo fuera un ángel que eligió costearse
unas alas de lana de vicuña con ribetes de diamantes.
Durante la entrega del premio, un joven increpó a Milton:
"Freadman, go home! Freadman, go home!
down with capitalism, freedom for Chile!"
mientras lo agarraban para sacarlo de entre los asistentes
y afuera le esperaban decenas protestando
contra Friedman, el neoliberalismo y Pinochet,
pues aquellas personas criticaban la decisión de la academia
por premiar a un colaborador con la economía de la dictadura chilena.
También hay quien dice que Friedman no sólo quería
la libertad económica, también aconsejaba la del pueblo chileno.
Un moderador de la academia se disculpó por el incidente,
a lo que Milton, sin embargo, con aire jocoso, respondió:
"podría haber sido peor".
Fue aplaudido entre un eco de carcajadas cómplices,
de esas que duelen al espectador por la impotencia
ante las victorias demagógicas del capitalismo.
Iba implícito que lo podría haber sido -peor, digo-,
pero sólo para él y las personas de su estirpe.
Con sus políticas, desde ellas, gracias a ellas,
de Milton y de la escuela de economía de Chicago,
los ricos son más ricos y los pobres son más pobres.
En la academia se reparte dinero, no prestigio,
y, de vez en cuando, excepcionalmente, pagan por algo de maquillaje.
Pero, recuerda, no se conoce una terapia efectiva
después de aplicada la doctrina del shock.

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