Huir es preservar, supongo.
Estoy tan desconectado de la realidad
que ignoro el valor de ciertas palabras.
No es fácil mantener el equilibrio
viviendo en un mundo paralelo.
Las cicatrices de la respiración
reposan sigilosas en mi almohada.
Sé cuántos latidos por minuto
derrumban cualquier horizonte.
Conozco la altura que alcanzan
los sueños más inimaginables.
Del descuido de las promesas dadas,
aprendí a dar mis conformidades.
Doblé mi apuesta por el tañido
sin saber por quién doblaban las campanas.
Apuré de un sorbo todos los licores
de los besos que me dieron envenenados.
Aprendí a salir de las ciénagas yo solito
desde que me cercenaron la frente en la cesárea.
No lo supongo: huir es preservar
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